Recibió una carta firmada por los dos directores asociados de Roussilhe, un fabricante galo de gafas, indignados por la preferencia del mandatario francés. "Su elección de montura puede hacer pensar que ninguna empresa francesa ha podido satisfacer sus exigencias", era una de las frases de la misiva que hacían llegar al Palacio del Elíseo, junto con un modelo similar al elegido por el presidente de la República, eso sí, confeccionado por completo en Francia.
El Presidente de la República es un icono, una imagen que representa a Francia allí adonde va. Desde esa perspectiva, la llamada de atención del fabricante de gafas francés a su presidente tiene todo el sentido. Un fallo enorme de los asesores y estilistas del Presidente, que no deberían haber pasado por alto las repercusiones de este cambio de look del máximo mandatario, como no lo hacen con la elección del color y diseñadores de la corbata, del traje o los zapatos. Y una acción comunicativa perfecta por parte del fabricante de gafas francés que le ha servido para dar a conocer su marca en todo el mundo.